martes, noviembre 17, 2009

¿Somos un desastre pensando?


Los seres humanos poseemos unos cerebros maravillosos , potentes y eficientes. Pero por muy maravillosos que sean no son perfectos. Una de las consecuencias de esta imperfección es que la mayor parte de las personas acabamos sabiendo un montón de cosas que no son ciertas. Procuramos ante todo ser seres racionales. Cada individuo tratamos lo indecible por estar en lo cierto y sostener opiniones y creencias correctas. El pensamiento racional requiere al menos que se cumplan 2 condiciones :
1ª que la persona que piensa tenga acceso a información precisa y útil
2º que esa persona pensante cuente con recursos ilimitados para procesar los datos de la vida. Condiciones que casi nunca se cumplen en la vida.
Vivimos en un entorno plagado de mensajes y rico en decisiones. Resulta imposible pensar detenidamente en todos los fragmentos de información que nos llegan y sobre todas y cada una de las decisiones que debemos adoptar.
Como señalan Fiske y Shelley Taylor , los seres humanos somos avaros cognitivos , siempre estamos tratando de ahorrar energía cognitiva. Al contar con una capacidad limitada para procesar información, intentamos adoptar estrategias que simplifiquen los problemas complejos, Para llevar a cabo este ahorro ignoramos cierta información , o abusamos de otra para no buscar más o también puede que estemos dispuestos a aceptar una alternativa que no sea precisamente la perfecta porque no está mal del todo. Las estrategias del avaro pueden ser eficientes pero pueden conducir a graves errores. Por ejemplo , si no somos capaces de darnos cuenta de que los atajos pueden conducirnos a juzgar a los demás a partir de estereotipos .No podremos tomar medidas para corregir los errores que cometemos. Y lo que es peor , si no conseguimos percibirnos de esto, podemos llegar a pensar que nuestra perspectiva personal es la única posible y por tanto sinónimo de verdad. La historia demuestra que a las personas les he más fácil cometer actos de odio y crueldad si están seguros de que tienen razón. Si somos conscientes de nuestras limitaciones podemos empezar a pensar un poco mejor y tomar decisiones más inteligentes.