domingo, diciembre 09, 2007

Cuento de Navidad




Dejemos volar la imaginación…
Año 225 de la era intergaláctica. Cantabrucolandia es un mundo colonizado a 60 parsecs al fondo a la izquierda de Alfa- Centauri.
En Cantabrucolandia las convenciones sociales han evolucionado de manera autónoma con respecto a la Tierra. En este nuevo mundo fluidos y tartamudos conviven en plena armonía
(desestigmatización). La tartamudez no es considerada una enfermedad, una tara, una discapacidad, sino un ejemplo más de la diversidad humana. Por lo tanto no conlleva tratamientos (desmedicalización) lo que no impide que se investiguen sus causas y posibles soluciones. Los niños reciben una educación y una serie de valores que les impiden reirse o humillar a los disfémicos. Eludir esta conducta les produce más rechazo social del que ellos causan a los no fluidos. Los tartamudos adultos no tienen ningún problema para integrarse socialmente gracias a estos valores de convivencia y a no haber sufrido rechazo y humillaciones en su infancia y adolescencia. Nadie les mira con cara de asombro, burla o risa cuando tartamudean y nadie se cree superior a ellos por esa mínima diferencia. Ellos a su vez no sienten esa rabia, ese miedo y esa frustración, es sólo una pequeña molestia que apenas interfiere en sus rutinas diarias. Son gente tan segura de sí misma como cualquier fluido. Ese año 225 de la era intergaláctica se produce la I Convención Universal sobre la tartamudez. Se compara Cantabrucolandia con el resto de mundos habitados y las conclusiones son sorprendentes. Resulta que, al menos los tartamudos tónicos, tartamudean muchísimo menos en Cantabrucolandia, siguen siendo el mismo porcentaje de población y no se curan pero los leves son mucho más leves y los graves mucho menos graves. ¿Y esto a qué se debe? Se preguntan los expertos. A que han eliminado gran parte de los detonantes que provocan el tartamudeo al interactuar con otros individuos, concluyen. Pero lo más importante de todo, lo FUNDAMENTAL, es que son tan o tan poco felices como el resto de los mortales. Se han ahorrado décadas de estigma, sufrimiento, soledad en muchos casos, falta de relaciones sociales, discriminación laboral, miedo, frustración, etc. Se aceptan a sí mismos y la sociedad los acepta como parte de la diversidad de la especie.
FIN
Gracias Jorge por escribirlo y dar tu permiso para subirlo al blog . juntos podemos, Adelante.

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